María Belén Ludueña presentó un informe de su visita a Leda Bergonzi, la sanadora de Rosario. Al aire de Poco Correctos, no contuvo la emoción y aseguró que volvió muy cambiada tras la experiencia. “Cuando la vi, no podía parar de llorar. En un momento, yo digo ‘me libero, si estoy acá es por algo’. Yo entendí por qué tenía que estar ahí. Me fui con una respuesta personal”, sostuvo con lágrimas en sus ojos.
Las imágenes que salieron al aire del ciclo que conducen El Pollo Álvarez y El Chino Leunis muestran como miles de personas se reúnen en Rosario para ver a “la mujer de los milagros”. Además, se pudieron escuchar decenas de testimonios de casos que explican cómo sus problemas quedaron atrás después de que “la sacerdotisa” -como le dicen sus fieles- los tocara con sus manos.
Realmente conmocionada por lo que sintió cuando estuvo frente a la protagonista de su crónica, Ludueña destacó la naturalidad con la que se maneja Leda, una rosarina de 44 años, que tiene cinco hijos, un trabajo corriente y trata de llevar una vida normal. “Le dedica los martes a esto que estamos viendo. Es un poco reacia a contar, pero ella sana gente en parroquias”, indicó. Y añadió: “Por alguna razón, Dios la eligió”.
El tape que salió al aire muestra un diálogo que tuvo la periodista con Leda, quien se describió a sí misma como un enlace: “Hace ocho años que estoy transitando este carisma, ser un canal de transmisión para lo que necesitan a Dios”.
Cómo fue el encuentro de María Belén Ludueña con Leda
María Belén Ludueña contó entre lágrimas cómo se sintió frente a Leda. “A uno de nuestros productores le habló al oído, a otra persona le cantó, a mí me puso la mano en mi frente y yo me desmayé, me desplomé”, sostuvo.
Y agregó: “Mucha gente con enfermedades, con patologías, una mujer que decía quiero que a mi mamá se le abra el corazón, que se tiernice el corazón de mi mamá, una mujer que estaba pidiendo que la mamá la quiera. Fue realmente muy fuerte lo que vivimos ahí, y al igual que los hombres que salieron y que yo les pregunté qué les había pasado, yo me desvanecí”.
En ese sentido, expuso cómo fue el comportamiento de la sanadora: “Se acercó, me puso su mano en la frente y me agarró un colaborador. Estuve un rato tirada en el piso, y aparece gente que colabora con ella, te levantan, pero son muchas las personas que caen”.
Luego, insistió en que se trató de una situación transformadora: “Yo volví distinta, pero no me quiero detener en eso porque, de verdad, fui sin saber por qué tenía que estar ahí y entendí el porqué. Hay algo raro, no sé cómo explicarlo chicos, algo lindo, volvimos todos con una paz y una tranquilidad increíbles”. “Lo que pasa es muy fuerte”, concluyó.