A más de dos años de su aprobación en Diputados, el oficialismo logró este jueves en el Senado dar luz verde al proyecto de boleta única de papel, que recibió cambios y de esta manera vuelve a la Cámara baja, que deberá aceptar o rechazar la nueva versión.
Luego de un largo -y trabado- recorrido, que comenzó a principios de año, con el dictamen en comisiones durante enero, La Libertad Avanza alcanzó el apoyo de los bloques dialoguistas para aprobar la iniciativa que durante la gestión anterior estuvo congelada en esa cámara, por el rechazo de la bancada peronista/kirchnerista.
El proyecto cosechó, en la votación general, 39 votos a favor que fueron del oficialismo, la UCR, el Pro y los bloques provinciales. Mientras que los 30 votos en contra fueron de Unión por la Patria. Acto seguido, el senador entrerriano Edgardo Kueider, miembro informante del proyecto, leyó todas las modificaciones al texto y la votación en particular resultó con el mismo resultado.
Con la intención de poder implementar la boleta única de papel en las elecciones del año que viene, el Gobierno envió funcionarios semanas atrás a un nuevo plenario de comisiones y luego difundió entre los bloques aliados un nuevo borrador con modificaciones al dictamen.
Entre los cambios más destacados se quitó el casillero en blanco con la opción de votar lista completa, lo que había sido uno de los mayores reclamos de partidos provinciales. Además, se establece que las elecciones PASO se adelantarían al primer domingo de agosto y, con ello, se correrían otros plazos del cronograma electoral, como el inicio de la campaña, que se iniciaría 60 días antes y no 50, como actualmente, en pos de adecuar los tiempos para su impresión.
La media sanción se había votado en junio de 2022 y en febrero próximo se caerá si no se trata. El proyecto apunta a un rotundo cambio en la herramienta de sufragio que se utiliza a nivel nacional, basado en la experiencia que ya tienen otras provincias donde se aplica la BUP.