En “Track”, su nuevo disco, la artista cuenta con la participación de Andrés Calamaro, Juan Ingaramo y Goyo Degano, de Bandalos Chinos.
Las hojas se arrugan y la lapicera vuela mientras la mente de Rosario Ortega repasa las páginas de su infancia y adolescencia. Esos días de la década del 90 donde exploraba con sus hermanos, soñaba con ser grande y no todo estaba al alcance de la mano. Esos recuerdos y esa esencia se reúnen en su nuevo álbum, Track, en el que versiona clásicos de aquella década y de los 2000.
En una mezcla de nostalgia y emociones, este trabajo le permitió a la hija de Palito Ortega redescubrir su música y crear una ventana que conecta el pasado y el presente. Un viaje hacia una época mejor, o al menos eso recuerda: “Sí, anhelo ese momento. Tuve una infancia muy linda. La verdad es que me gusta haber crecido en esa época, no lo cambiaría por haber crecido en esta”.
Una década en la que Circo Beat de Fito Páez sonaba en la radio, Los Piojos explotaban La Plata con un show para 100 mil personas y Alta Suciedad, de Andrés Calamaro, veía la luz. En ese contexto, una pequeña Rosario se adentraba en el mundo de la música y empezaba a delinear su camino y su vida.
“Todo lo que escuchaste es parte de lo que sos hoy, de alguna manera. Se note menos o más, la música que escuchás, los libros que leés, la gente con la que te rodeás, te va te va formando. Cuando empecé a escuchar música y a conectar, todavía no pensaba en hacer temas propios, pero fue ahí, entre los 11 y los 14 años″, sostiene la cantante que se presentará en La Tangente el viernes 16 de junio.
Nostalgia por los 90
Desde “Track Track”, de Fito, al inolvidable “Tú” de Shakira, pasando por “Todo lo demás también” de Andrés Calamaro, Rosario hace propias las letras y la música, aggiornando sonidos. Justamente ese fue uno de los desafíos del proyecto: seleccionar canciones que pudieran pasar por su filtro y no perdieran su esencia. El disco completo transmite un aura noventosa y el recuerdo de hits que marcaron una época, y también muchas vidas. Es que, más allá de las crisis socioeconómicas del país, la década guarda una magia propia, según la artista: “Los 90 tienen algo muy lindo: los juguetes, todo. Como niño, en ese momento la pasabas muy bien. Obviamente que después pasaban cosas socialmente que no estaban buenas, pero digamos desde esa perspectiva era muy lindo, había algo bastante más inocente en el descubrimiento de la música, no había tanta información; hoy es como una fuente de ansiedad total. Anhelo las navidades rodeadas de mis hermanos, las vacaciones. Hablo como una vieja, pero sí (risas)”.
Así, desde lo más sincero del alma y lo más profundo de la memoria, Track se convierte en la foto de una época argentina. Al mismo tiempo, se vuelve un álbum bisagra en la carrera de Rosario Ortega, marcando el puntapié de un nuevo rumbo que la artista tiene en mente. Teleshow.