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La observación es un juego que siempre se pierde
Desbordes, capturas, la mirada entrenada como un músculo. Los poemas de Sueño con tigres de Washington Atencio son piezas vivas por donde espiar el mundo. Pero cuál de los universos se abre desde esta voz, pienso y vuelvo al mundo en miniatura, al retazo de tierra que recorta la mirada de un niño en cuclillas.
Dice May Sarton en su ensayo sobre la escritura: mirar lo que mira como si hubiese sido creado recién, y compartirlo como si no lo hubiésemos visto antes. Porque si mirás cualquier objeto desde esta perspectiva –una piedra, un árbol, una lagartija– aprendés algo. La plegaria está en la mirada; la respuesta a la plegaria es el poema que describe al objeto y a la vez, hace algo más, crea algo más que el objeto en sí. Alguien diría que la poesía es la reencarnación permanente del espíritu a través de imágenes concretas: «ver el mundo en un grano de arena»
Washington Atencio es poeta, que trabaje de otra cosa es porque los artistas no suelen vivir del talento, pero ese desvío, o esas demoras un poco económicas, un poco del tanteo primero hacia descubrir para qué servimos y de qué viviremos han enriquecido al poeta. Por eso insisto en las lecturas de la formación académica (me atrevo a decir que fue siempre alumno diez), su estudio de las lenguas muertas, su salir del campo de Lucas González, su aguda sensibilidad ante las cosas que crecen, y podría enumerar cosas íntimas pero voy a que esta forma de usar los sentidos para absorber el mundo, este recorrido hacen del poeta un creador. En el sentido en que después de leerlo, nuestra visión se transforma.
Cuando Washington escribe sobre las señales que ve al contar los trece pájaros que cruzan el cielo o cuando se le enrojecen las rodillas por juntar caracoles en una costa, cuando nombra desborde, cuando suelta un alambre de un tronco, cuando cuenta los pisos desde donde el carancho visualiza el camino de una hormiga, cuando la mujer espía el monte hasta meterlo en sus ojos y así cajitas de cosas que ve y descubre se nos manifiesta a sus lectores una revelación. Como en escenas de documental de NatGeo acompañamos a la investigación y salimos con palabras nuevas para nombrar lo ya visto. La voz funda esas miniaturas con extremo cuidado, con el adjetivo justo, con la luz a punto sin querer intervenir en el desarrollo de los sucesos naturales y, sin embargo, cambiándolo todo.
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Nudo
Vi árboles
usados como postes
alambrados ceñidos
a la corteza de lo vivo
.
con el tiempo
dijiste
el árbol se seca la savia
no llega a las ramas
se muere cortale
por favor el alambre.
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Ritmo
Entra el verano
y el aire en la caja
torácica de la chicharra
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el abdomen del macho
se hincha vacía en el canto
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parece morir
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despliega un concierto la siesta
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la hembra no oye es
hoja que tiembla
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Sueño con tigres editado por Salta el pez puede conseguirse en Jacarandá, librería virtual.